Artículo «Prostitución. Retratos de una vida en la calle» en la revista La Veintiuno.
La revista impresa La Veintiuno (antigua 21 Le Mag) me publica un artículo de dos páginas con fotografías en su número 1 (año 2020, época IV, pp. 4-5). Un cambio de nombre y mayor contenido crítico, la revista se renueva y comienza una nueva etapa.
Artículo:
Prostitución. Retratos de una vida en la calle
Mis fotografías son un retrato de la prostitución callejera en una España de siempre. La España ajena a un problema tan manifiesto como es el sexo de pago. Es cierto que la crisis económica que sufrimos –al igual que en otros países– ha ocasionado que el número de mujeres que salen a la calle para ejercer este viejo oficio sea más elevado, pero la terrible situación que estas han de vivir cada día, bajo mi punto de vista, apenas ha variado, es más, me atrevería a decir que no hay el interés de poner fin a esta siniestra verdad.
Es obvio que la prostitución ha sido y es históricamente un asunto social enterrado. las trabajadoras del sexo sufren frecuentes ataques por parte de delincuentes habituales, tienen severos problemas de drogadicción, están indefensas ante las enfermedades de transmisión sexual (ETS), etcétera. La prostitución en la calle es el tipo de prostitución de más alto riesgo. Las prostitutas han estado siempre ahí, a plena vista, pero nosotros les damos la espalda de forma sistemática.
En las entrevistas que he realizado, muchas de ellas me contaron que viven prácticamente en la calle, sin un techo bajo el que dormir, ni tampoco un lugar donde poder asearse en condiciones, y que además la mayoría están enganchadas a las drogas. Haya crisis o no, en España todo esto ha sido siempre así.
Hoy en día tenemos una Administración pública que no pone los medios suficientes, se tapa los ojos y no quiere ver que la prostitución callejera es una realidad social que, de uno u otro modo, nos afecta a todos; unos dirigentes impasibles ante la crudeza de los cuerpos semidesnudos expuestos a plena luz del día –cual mercado carnal– a la mirada de niños que circulan con sus padres en coche por la carretera; la propia policía que hace la ronda habitual sin inmutarse. En definitiva, una España donde la prostitución siempre ha existido y existirá… en el limbo de la «alegalidad» y sin ser considerada una profesión como otra cualquiera.
Vivimos en un país desentendido, donde nadie hace nada para solucionar y buscar remedios concluyentes y constructivos para esta lacra, como en casi el resto del mundo. El comercio sexual que se realiza con mujeres empujadas a ello no está sujeto a castigo alguno; aunque el proxenetismo constituya en sí un delito grave que vulnera los derechos humanos. Los gobernantes no prohíben la prostitución, pero tampoco la regulan.
Rubén García Felices
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